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jueves, 13 de noviembre de 2008

Fuente Terra Viva

JUEVES, 13 DE NOVIEMBRE DE 2008

POBLACIÓN:
Algo más que leyes oprime a las mujeres
Por Thalif Deen

NACIONES UNIDAS (IPS) A pesar de los numerosos tratados internacionales contra la discriminación, la desigualdad de género en perjuicio de las mujeres está extendida y profundamente arraigada en muchas culturas, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

"Las creencias y tradiciones culturales son frecuentemente más fuertes que las leyes", declaró el 12 de noviembre a la prensa la directora ejecutiva de esa agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Thoraya Obaid.

Advirtió, sin embargo, que el respeto a las tradiciones culturales no significa que se acepten prácticas perjudiciales o abusos de derechos humanos. "Todo lo contrario", aseguró.


Entre esas prácticas inaceptables mencionó los matrimonios de niñas, la mutilación genital femenina, los asesinatos "por honor" y la extendida desigualdad de género, que son vistas como normas culturales en algunas sociedades.


Al difundir el informe anual de la Unfpa, Estado de la Población Mundial 2008, Obaid dijo que la cultura es creada por la gente y por lo tanto puede ser cambiada.


"La cultura es la forma en que pensamos, actuamos y lo que creemos. Los valores y las prácticas que violan los derechos humanos pueden encontrarse en todas las culturas", señaló.


El Unfpa ha estado librando una larga batalla contra dos prácticas que se presentan, principalmente, en los países en desarrollo: los matrimonios de niñas y la mutilación genital femenina.


"En muchos países son ilegales y, sin embargo, persisten, porque están muy enraizadas en la cultura", afirmó Obaid.


Tamara Kreinin, directora ejecutiva del Programa Mujer y Población de la Fundación de las Naciones Unidas, admitió que es complejo abordar el tema de esas prácticas perjudiciales, a las que añadió la oposición al derecho de las mujeres a la información y servicios de planificación familiar.


De todas formas, declaró a IPS, "la asociación del Unfpa y otras agencias con organizaciones locales de mujeres y de defensa de los derechos humanos es absolutamente crucial para poner fin a lo que constituye una violación sistemática de los derechos humanos, cometida a través de esas prácticas".


El informe del Unfpa señala que el poder cultural opera a través de la coerción, "que puede ser visible, estar oculta en las estructuras del gobierno y las leyes, o estar arraigada en la percepción que de sí mismas tienen las personas".


El estudio destaca que los avances en materia de igualdad de género jamás se han concretado sin dar una batalla cultural.


Las mujeres en América Latina, por ejemplo, tuvieron éxito en su intento de visibilizar la violencia de género y lograron que se aprueben leyes contra ella. Pero, agrega el Unfpa, hacer que se cumpla esa legislación continúa siendo un problema.


"Es riesgoso hacer generalizaciones sobre las culturas y particularmente peligroso juzgar a una con las normas y valores de otra", advirtió el informe.


Incluso en el marco de una misma cultura no todas las personas están de acuerdo con sus normas y valores, destaca el estudio, agregando que, de hecho, el cambio se produce cuando la gente se resiste ante las presión cultural.


El movimiento hacia la igualdad de género es un buen ejemplo sobre cómo funciona ese mecanismo, según el Unfpa.


Mujeres y niñas constituyen tres quintas partes de los 1.000 millones de personas más pobres del mundo, las mujeres representan dos tercios de los 960 millones de adultos que no saben leer y las niñas 70 por ciento de quienes, estando en edad escolar, no asisten a clases.


Pero la desigualdad de género es un hecho de la vida al que hay que resignarse en la mayoría de las sociedades.


Las normas y tradiciones culturales pueden perpetuar la violencia de género y tanto las mujeres como los hombres pueden "aprender" a ignorar el tema, dice el informe.


Es importante, agrega, hacer alianzas con líderes y formadores de opinión, al igual que con personas y organizaciones que trabajan en el terreno.


"Algunas veces, los propios guardianes de la cultura son quienes promueven los derechos de las mujeres", señaló.


Kreinin afirmó que el Unfpa y otras agencias de la ONU tienen un mandato, derivado de los acuerdos internacionales sobre derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, para identificar estrategias que aseguren que la cultura no se emplee para violar los derechos de las mujeres.


"Hay organizaciones no gubernamentales en todos los países del mundo dispuestas a tomar el liderazgo para implementar esas estrategias, para poner fin a esas prácticas perjudiciales", agregó.


Esos grupos son socios clave de las agencias de la ONU y otras partes interesadas, particularmente para plantear a sus gobiernos que cumplan sus obligaciones internacionales de promover, proteger y asegurar los derechos de las mujeres, a través de leyes que se cumplan completamente, políticas y programas, dijo Kreinin.


"Existe una sinergia que surge del trabajo del Unfpa en estrecha colaboración con esas organizaciones no gubernamentales locales para abordar estos temas desafiantes. La efectividad de ambos se ve incrementada", señaló.


"Mi organización, la Fundación de las Naciones Unidas, a veces interviene para asegurar que florezcan esas asociaciones. También trabajamos para fortalecer la habilidad de los grupos civiles locales para usar los acuerdos internacionales y sus vínculos con la ONU para aumentar el impacto de su labor", explicó Kreinin.


La consecuencia más importante de esas asociaciones entre la ONU y las organizaciones no gubernamentales locales es que las vidas y el bienestar de muchas mujeres y niñas serán preservados más temprano que tarde, concluyó. (FIN)

domingo, 9 de noviembre de 2008

Fuente original: Página 12 ¿Más policías más seguridad, seguro?

SOCIEDAD › TRES MUJERES ASESINADAS POR
SUS ESPOSOS, DOS DE ELLOS POLICIAS

La amenaza del arma reglamentaria

Con horas de diferencia, los tres hechos ocurrieron en el área metropolitana. En Villa Luro, un suboficial disparó cinco tiros en la calle a su mujer. La violencia en la casa de los policías.

Por Mariana Carbajal

La violencia familiar no da tregua. En apenas pocas horas, en el ámbito metropolitano, tres mujeres fueron asesinadas por sus esposos y una cuarta se salvó de morir de milagro. En dos de los casos, los homicidas eran policías y mataron a sus parejas con pistolas 9 milímetros, el arma reglamentaria de la fuerza: uno terminó suicidándose, y el otro, detenido. Las agresiones en hogares de uniformados no son hechos aislados. “Alrededor de un 30 por ciento de las mujeres que llaman al servicio telefónico de ayuda del gobierno porteño señalan que sus victimarios son miembros de fuerzas de seguridad”, reveló la directora de la Mujer de la Ciudad, Carmen Storani. Expertos consultados por este diario alertaron sobre las dificultades que las esposas de uniformados tienen para denunciarlos por el terror que despierta saber que en la casa hay una mano armada, entrenada para matar.
El hecho más resonante, de los cuatro conocidos ayer, ocurrió a la mañana en el barrio porteño de Villa Luro, donde un suboficial retirado de la Policía Federal asesinó a balazos en la cabeza a su esposa, una enfermera del Hospital Santojanni. La pareja se estaba divorciando. Precisamente, el momento de la separación suele ser de alto riesgo para las víctimas de violencia doméstica, según indican diversos estudios. La mujer, María Luisa García, de 55 años, lo había denunciado por malos tratos y existía una orden judicial que impedía al suboficial Mauricio González, de 56, acercarse a la casa donde vivía ella con el hijo adolescente de ambos. El hombre la pasó a buscar por el hospital y ambos viajaron en un taxi hasta Mozart al 100, de Villa Luro, a la vuelta del hogar de ella. Tras una acalorada discusión, el policía retirado sacó una pistola semiautomática y atacó a tiros a la mujer, quien cayó muerta con tres balazos en la cara y dos en el pecho. Tras el ataque, González llamó por teléfono a su psicóloga, le confesó lo que había hecho y le dijo que iba a matarse. Horas después, fue encontrado por la policía en su casa del barrio Villegas, de Ciudad Evita, con un balazo en la sien derecha y varias cartas junto a su cadáver en las que confesaba el homicidio de su esposa y adelantaba su suicidio.
En el segundo caso, el homicida fue un policía bonaerense. Osvaldo Sprang, de 46 años, tomó del cuello a su esposa Liliana Repres y le disparó en la boca con una pistola 9 milímetros. La asesinó en la casa de ambos, en La Plata, delante de sus hijos de 10 y 25 años. La violencia extrema se desencadenó, según fuentes policiales, cuando en medio de una discusión ella lo amenazó con denunciarlo por sus presuntos malos tratos. El hombre, que se desempeñaba como mecánico en la División Aérea de la Bonaerense, finalmente fue detenido.
“Debería haber un centro especializado para que las esposas de integrantes de fuerzas de seguridad puedan denunciar si son víctimas de violencia doméstica. Es raro que denuncien porque saben que entre policías se cubren, y si se animan a hacerlo, muchas veces les rompen la exposición para que no llegue a una instancia judicial”, señaló Cristina Moloy, titular del Programa Provincial de Violencia Familiar. “Las mujeres de un policía o un militar tienen un miedo enorme de denunciar. Saben que les puede costar la vida. Por eso cuando tenemos un caso así, recomendamos la erradicación inmediata de la mujer de su hogar porque corren riesgo de muerte”, alertó Eugenio Freixas, a cargo de la Oficina de Atención a la Víctima de la Procuración General de la Nación. En el ámbito porteño, alrededor de un 30 por ciento de las llamadas al 0-800-666-8537 corresponde a consultas y pedidos de ayuda de víctimas de violencia que son parejas de militares o policías, según informó la abogada Storani, titular de la Dirección de la Mujer del gobierno porteño. Para proteger a las mujeres maltratadas, Storani advirtió que no basta con una denuncia judicial sino que se les debe brindar una atención integral, que incluya contención psicológica, para que “puedan sostener en el tiempo las medidas cautelares que ordena la Justicia, porque muchas veces al excluir al marido del hogar se produce un quiebre emocional en el agresor, que es disparador de mayor violencia, y se termina exponiendo a la mujer a un riesgo aún mayor”, señaló la especialista, que se preocupó por resaltar que estos homicidios “no son crímenes pasionales sino femicidios”, como se define al exterminio de mujeres en sociedades patriarcales.
El tercer caso tuvo lugar el jueves en la localidad bonaerense de Ezpeleta, partido de Quilmes, donde un enfermero de 37 años fue detenido acusado de haber asesinado brutalmente a golpes a su mujer de 56. El mismo día ocurrió el cuarto episodio en la localidad de Villa Diamante, partido de Lanús. No terminó en asesinato porque la policía detuvo al agresor en la calle justo antes de que pudiera dispararle a su mujer, María Eugenia Polombo (37), con un revólver con el que previamente la había golpeado.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Al rojo vivo

Los que la amamos, los que con ella tropezamos, los que en ella aprendemos, los que queremos...
Las que amamos, las que con ella vibramos, las que la damos, las que aprendemos y enseñamos...
Todos en ella, todo por ella, defendiéndola a ella, queriéndola, amándola, equivocándonos y tratando de entenderla a esta vida que nos pone al rojo vivo.
La vida busca
la vida es el valor más alto
la vida nos dio la vida
solo en vida es posible vivir
esta vida en movimiento contínuo
al rojo vivo esta vida en carne viva
nuestra vida
preciada y preciosa
vida
vida
vive esta vida.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Siempre ha sido

Como muchos chicos Luz y Nico tenían quince años
en ese momento en el que las hormonas los empujaron el uno hacia el otro...
Qué chicos piensan en esos momentos?
Qué chicos recuerdan que una y otra vez les han dicho que se cuiden?

Hay impulsos y fuerzas naturales contra las que
se pierde de vez en cuando, por mucho que quieran controlar la vida y maniatar las emociones, ellas se liberan y se abren camino de algún modo.